A lo largo de nuestra columna y entre cada una de nuestras vértebras se encuentran los discos intervertebrales. Salvo entre la base del cráneo y la segunda vértebra cervical en la que no existe este disco, y entre las vértebras sacras y coccígeas, ya que están fusionadas.
El disco intervertebral se compone de un núcleo cartilaginoso, llamado núcleo pulposo; y de un anillo fibroso que rodea al núcleo. La misión de este disco es sobre todo de amortiguador y el anillo fibroso hace que tengamos esa flexibilidad en nuestra columna, tanto para flexionar, estirar, rotar y lateralizar. A medida que realizamos estos movimientos el disco intervertebral se adapta y así conseguimos que nuestra columna mantenga una estabilidad y que las cargas que se producen en ella no vayan directamente a las superficies articulares.
Es una estructura perfecta, la medicina ha conseguido hasta ahora con bastante éxito sustituir rodillas, caderas, se realizan prótesis realmente increíbles; pero todos los intentos hasta ahora de imitar nuestro disco intervertebral ha sido infructuosos.
El núcleo pulposo es el que carga el peso y las presiones, el anillo fibroso que lo rodea impide que este núcleo salga de su posición y limita la rotación y lateralización de las vértebras. No solo la columna tiene este sistema para amortiguar los pesos y soportar los castigos a la que la sometemos. Ligamentos, musculatura, cápsulas articulares y la forma curvada de la columna hace de nuestro chasis una maravilla de la naturaleza.
Los discos intervertebrales tienen distinto tamaño y grosor dependiendo del nivel de la columna.
- Columna cervical. Son los más estrechos y su grosor también es menor que en el resto de la columna. Estos discos no tienen que soportar demasiado peso y también nos permiten una movilidad mayor, tanto lateral como de rotación.
- Columna dorsal: De un tamaño medio. La movilidad en la columna dorsal es menor que en la zona lumbar o cervical en sentido de rotación, pero sobre todo la limitación es por la inserción de la caja torácica en la columna
- Columna lumbar: Son los discos más gruesos y fuertes, al igual que las vértebras que unen. El peso de todo el tronco es motivo suficiente para esta diferencia de tamaño. La movilidad de estos discos permite sobre todo la rotación.
Todo tiene su función y nada es imperfecto, incluso ante las adversidades a las que podamos someter a nuestra columna ella tiene respuestas. No en vano la médula espinal, nuestro tronco
neurálgico, pasa a lo largo de la columna vértebra por el canal medular; y esta le sirve de inmejorable protección y guía.
Otra gran maravilla es la capacidad de adaptación del disco intervertebral a los movimientos de la columna. El grosor del mismo disminuye dependiendo de si flexionamos, lateralizamos o rotamos.
Si nos fijamos en el dibujo a la derecha, tenemos una visión postero-anterior y lateral de nuestra columna. La curvatura lumbar y cervical podemos denominar que es una curvatura anterior o lordosis, y la dorsal una curvatura posterior o cifosis.
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Voy a hablar en términos que se emplean en osteopatía. Una flexión en la columna es la aproximación de las dos puntas del arco, o también podría decirse que es el movimiento que hace que aumente la curvatura.
Si flexionamos el tronco hacia delante, estamos extendiendo la curvatura lumbar, flexionamos la curvatura dorsal y extendemos la cervical. De otra manera explicado, la curvatura lumbar y cervical se corrigen y la dorsal aumenta. El espacio que hay entre las vértebras en su parte posterior, al producirse la corrección de la curvatura, se abre a nivel lumbar y cervical; en la zona dorsal sucedería lo contrario, la curvatura aumenta con lo cual el espacio intervertebral posterior disminuye. Fíjate en el dibujo que aparece a la izquierda.
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Si forzamos nuestra columna a una flexión hacia atrás sucede lo contrario; la columna lumbar flexiona, la dorsal extiende y la cervical flexiona. O de otra manera explicado, la curvatura lumbar aumenta, la dorsal se corrige y la cervical aumenta. En el dibujo de la derecha, que nos ha cedido muy amablemente http://www.tafadycursos.com , puede apreciarse mejor lo que expongo.
¿Para qué nos sirve este ladrillo que he soltado aquí? Para entender el mecanismo de movimiento que tiene el disco intervertebral. Que a mi me costó sudor y lágrimas aprender.
Hablando en términos que usamos en osteopatía en cuanto a flexión-extensión. Si flexionamos una de las curvaturas, el grosor del anillo pulposo aumenta en su parte anterior y disminuye en la posterior. Es lógico, las vértebras aumentan su espacio en la parte anterior y el anillo rellena este espacio. El núcleo también se desplaza hacia delante, hacia donde hay más espacio.
En la extensión ocurre lo contrario, el anillo es más grueso atrás y el disco se desplaza hacia atrás.
En la lateralización también ocurre este fenómeno, el disco se desplaza hacia la zona con más espacio.
Todo esto nos ayudará a comprender porqué se produce una hernia discal, algo que explicaré en la siguiente entrada. Y si tenemos en mente el mecanismo de movilidad del disco intervertebral podremos también en gran medida evitar que ocurra.
Espero haya sido clara la explicación, si tienes alguna duda al respecto puedes escribir aquí o a mi correo. Si te ha gustado además el artículo y quieres compartirlo, puedes hacerlo y ayudas a su difusión.