Agua ¿Veneno o salud?

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Somos un 70% agua. Podemos vivir sin comer durante semanas, pero sin agua apenas unos días. ¿Alguien duda de su importancia?

Sorprende la poca información e investigaciones acerca de la importancia del agua en nuestro organismo, y mucho menos de la necesidad de beber un agua de calidad.

Esta semana vuelvo a retomar un post que escribí hace unos meses, y que me apetecía ampliar. Algo que no tiene que ver directamente con las lesiones discales, pero sí de nuestra salud en general.

Todos estamos seguros de que es necesario respirar aire limpio, de que comer alimentos que sean lo más naturales posible es sano… pero es alarmante la despreocupación que existe con respecto al agua. Casi todos damos por hecho que el agua del grifo o la embotellada es la que tenemos que beber.

Según datos recientes, y la experiencia de prestigiosos investigadores y profesionales, la deshidratación mantenida a medio y largo plazo y el consumo de agua de baja calidad o en mal estado podría ser una de las mayores causas del aumento de las enfermedades hoy en día.
El consumir café, bebidas azucaradas o zumos embotellados no puede en ningún caso sustituir el agua. ¿Lavarías tu ropa con café? ¿Regarías tus plantas con refrescos de cola?
Metabolizar los azúcares y sustancias que llevan estas bebidas requieren de una cantidad de agua mayor que la que obtenemos de ellas.

Un agua de calidad es una valiosa fuente de calcio, magnesio, manganeso, cobalto, cobre. Es el componente más abundante e importante en nuestro organismo.
Permite absorción de nutrientes y el aporte de energía. Protege y lubrica las articulaciones. Regula la temperatura corporal. Facilita el riego sanguíneo, la multiplicación celular y el movimiento de las mismas. Mejora la función digestiva, elimina tóxicos y desechos de nuestros órganos. Hidrata nuestra piel y la mantiene flexible y lisa.

El no tomar la cantidad de agua suficiente y de calidad a diario puede llevarnos a padecer problemas circulatorios, hipertensión, degeneración de tejidos, calambres musculares, dolores de cabeza, insuficiencia renal. Todas las funciones de nuestro organismo requieren agua.

El agua que llega a nuestras casas es filtrada en depuradoras con sistemas ineficientes y anticuados. Las aguas que se mantienen en embalses para el consumo en grandes ciudades, por ejemplo, tienen cada día un nivel más alto de contaminantes que estas plantas de depuración no son capaces de eliminar.
Para eliminar productos químicos como medicamentos, hormonas, fertilizantes y abonos agroquímicos que se filtran de la tierra a nuestros arroyos y ríos, se requieren filtros que estas plantas no tienen.

El cloro además no es capaz de eliminar nada más que el 60% de las bacterias, virus y hongos que se encuentran en estas aguas y que los sistemas de filtrado almacenan en sus mecanismos. En nuestro cuerpo, este elemento puede llegar a combinarse con más de 300 compuestos orgánicos creando sustancias organocloradas cuyos efectos tóxicos en el cuerpo son todavía desconocidos en muchos casos. Los niños y adultos con problemas de piel, alergias e intolerancias mejoran solo reduciendo la exposición al agua del grifo y bebiendo agua filtrada sin este compuesto.

Solo debemos acordarnos cuando nos bañamos en la piscina en verano para comprobar cómo nuestra piel se va secando y endureciendo poco a poco. Esto mismo sucede en nuestro cuerpo cuando dejamos que el cloro pase por su interior.

Debido al proceso de limpieza necesario con cloro y flúor y a la lluvia ácida, el agua potable se acidifica cada vez más. Esto degenera una disminución del pH del agua que afecta fuertemente a las tuberías de transporte disolviendo todo tipo de sustancias de las tuberías y materiales de envasado.

Los viejos sistemas de conducción de aguas, en la mayoría de los casos aún de plomo y PVC en continuo deterioro desprenden estos tóxicos en el agua que llega a nuestras casas.

Los riesgos para la salud de la contaminación del agua todavía no han sido suficientemente investigados y solo se conocen unos pocos efectos. En concreto los de: nitratos, nitritos, pesticidas, seudo-hormonas, residuos farmacológicos, antibióticos, plomo, cobre, fosfatos, cloro, uranio, metales, productos químicos, sedimentos biológicos, bacterias, virus, medicamentos, hormonas, antibióticos, sustancias fecales de cochinillas, etc.). Algunos son considerados cancerígenos, pueden dañar el material genético, producir infertilidad, trastornos en el sistema nervioso o en el cerebro, causar daños en huesos y el esqueleto, dificultades de concentración y aprendizaje.

El agua embotellada no es una alternativa

Muchas compañías nos venden desde hace años lo saludable que es beber agua mineral embotellada. La mayoría de estas compañías llevan engañando durante décadas a los consumidores vendiendo agua de baja calidad a precios astronómicos.

El instituto de investigación biosanitaria de Granada analizó la actividad hormonal en 29 muestras de agua embotellada que se consumen en España. Todas las muestras tenían acción hormonal. Esto quiere decir que de una manera u otra, esta actividad mimetiza estrógenos naturales, hormonas e inhiben la acción de ambas.

Las botellas de plástico liberan a partir de los 18 grados disruptores endocrinos y sustancias cancerígenas. Los disruptores endocrinos, BPA y otros imitadores de hormonas afectan al desarrollo del sistema nervioso central y alteran el efecto de las hormonas en el cuerpo. El resultado puede ser cáncer, diabetes, obesidad y trastornos de fertilidad. También se ha descubierto recientemente que el tereftalato de polietileno (PET) libera el metal pesado antimonio en el agua.

Además, los fabricantes utilizan ácido carbónico para prolongar la caducidad del agua y esto hace que el agua esté más tiempo estancada y envasada en las botellas lo que aumenta el riesgo de que se liberen en el agua las sustancias tóxicas contenidas en el plástico.

En las botellas de vidrio también se han encontrado contaminantes hormonales aunque en una concentración mucho más baja. Esto sugiere que los envases de plástico no son el único factor implicado, y que la fuente del agua y el proceso de embotellado pueden influir también.

En este documental puedes comprobar alguna de las cosas de las que hablo.

https://www.youtube.com/watch?v=Kmasesg1Kao

El agua embotellada contamina

La industria ha querido hacerle creer a los consumidores que las botellas de plástico son biodegradables y amigables con el medio ambiente. Sin embargo, estas botellas son fabricadas con materiales que pueden tardar cientos de años en descomponerse.

Existen numerosas campañas de reciclaje para reducir el impacto de las botellas plásticas en el medio ambiente, pero esto solo ha disminuido una mínima parte de la contaminación. De acuerdo con varios estudios, son más las botellas plásticas que van a parar a la basura que las que son recicladas. Además, las botellas “biodegradables” no se descomponen tan fácilmente como parece, pues estas solo utilizan menos plástico que las demás.

Todo este plástico está envenenando ríos y mares, sus químicos son ingeridos por peces y moluscos que luego tenemos en nuestras mesas. Al final toda la contaminación que producimos se vuelve en nuestra contra de una manera u otra.

Algunos contaminantes que se encuentran en el agua que consumimos a diario

El Cloro. Reduce las defensas del sistema inmune, se une con materiales orgánicos de nuestro cuerpo produciendo más de 700 sustancias tóxicas encontradas hasta el momento con capacidad acumulable y heredable a nuestros hijos.

Ya en los años 90, los toxicólogos pudieron demostrar la existencia de al menos 177 compuestos organoclorados perjudiciales en el ser humano con daños a largo plazo en el sistema nervioso, disminución de la capacidad de concentración, deterioro de la memoria, trastornos de la personalidad y similares.

Flúor. El flúor es un elemento bioacumulable en el organismo. Si se inhala en grandes cantidades, el flúor provoca una grave irritación de las vías respiratorias, tos, dolor de garganta y dificultad para respirar. El contacto con la piel conlleva irritación, enrojecimiento y dolores, dado que los fluoruros tienen efectos corrosivos. Al entrar en contacto con los ojos se producen irritaciones y graves lesiones oculares.

Pero uno de los peores efectos de flúor es su actuación sobre la tiroides, bloqueando el metabolismo de las grasas y proteínas. Las grasas y proteínas se almacenan en el tejido.

El flúor apaga de una manera lenta pero continuada la voluntad de las personas ya que afecta a la glándula pineal. El 25 % de todos los tranquilizantes relevantes y el 60 % de los psicofármacos contienen flúor.

Aluminio. En la actualidad ya hay una gran cantidad de análisis internacionales que advierten de una intoxicación por aluminio, ya que esto parece ser una de las principales causas de la pérdida de habilidades mentales. Comenzando por el empeoramiento de la memoria y dificultades para concentrarse, una acumulación demasiado elevada de aluminio en el cuerpo puede conducir a toda una gama de diferentes formas de demencia.

Las empresas de abastecimiento tienen el permiso para utilizar el económico sulfato de aluminio para purificar el agua

Plomo. Una contaminación crónica con plomo puede producir desde trastornos del comportamiento hasta una reducción en la inteligencia. El plomo se acumula en los huesos y tejidos blandos del cuerpo. La exposición al plomo también tiene un impacto sobre las funciones dependientes de las hormonas del cuerpo.

Arsénico. Las consecuencias comienzan por calambres, náuseas, vómitos y hemorragias internas, antes de que la contaminación cause daños peores de largo plazo. El arsénico es carcinógeno. En una intoxicación muy lenta debido a pequeñas cantidades a menudo pueden pasar hasta diez años antes de que se comiencen a ver los efectos dañinos sobre la salud.

 

 

Las autoridades aseguran que el agua de nuestros grifos es apta para el consumo humano, pero no tiene en cuenta el efecto acumulativo de todos estos tóxicos en nuestro organismo, ni tampoco el efecto que produce unido a otros tóxicos que consumimos en carnes, conservantes de comida envasada, pesticidas que contienen frutas y verduras, etc.

 

Disponemos de alternativas

En el mercado durante los últimos años han salido sistemas de filtrado para instalar en el domiciliio.

Ósmosis inversa. Sí utilizamos una presión superior a la presión osmótica, un efecto contrario a la ósmosis se puede logar, al presionar fluidos a través de la membrana y sólo las moléculas de menor peso pasan del otro lado.

En el tratamiento de agua los sólidos disueltos al generar esta presión quedan retenidos en la membrana y sólo pasa el agua, a esto se le llama ósmosis inversa. Para logar este efecto del paso del agua es necesario presurizar el agua a un valor superior al de la presión osmótica.

El sistema no filtra todos los químicos del agua y además las bacterias que quedan vuelven a reproducirse al quedar agua almacenada en el circuito. De cada litro de agua se desechan 8 y los minerales quedan reducidos también.

Jarras con filtro de carbono. Estos filtros de carbono no tienen la porosidad adecuada para filtrar metales pesados y químicos y hay que estar reponiendo continuamente nuevos filtros. Tampoco es útil a la hora de poder lavar frutas, verduras.

Ozono. Añadir ozono al agua es una opción bastante eficaz. Es 300 veces más desinfectante que la lejía o el cloro y es capaz de eliminar metales y químicos.
Los sistemas de tratamiento de ozono se limitan a un aparato con una sonda que se introduce en el agua para ozonizar una cantidad limitada de agua. El inconveniente es el tiempo que hay que perder en esta operación cada vez que queremos tener agua ozonizada.

Filtros de carbón activo y luz ultravioleta. Es posiblemente el mejor sistema de filtrado actualmente. El filtro de carbón activo no altera la composición mineral del agua ni su estructura, filtrando metales pesados y tóxicos. La luz ultravioleta mata microorganismos, virus, rotavirus y hongos.
Es importante conseguir un sistema con un filtro de carbón activo de al menos 0,2 micras que asegure el filtrado casi al 100% de metales pesados y tóxicos.

 

La salud es algo que no podemos controlar al 100%, pero si en un gran porcentaje. El agua, la alimentación, realizar ejercicio, son pilares fundamentales para tener una salud óptima. Todos de una forma u otra podemos mejorar todo esto. Espero la entrada de esta semana haya sido de interés para ti y nos veamos pronto por el blog.

3 comentarios en «Agua ¿Veneno o salud?»

  1. Hola Javi. Gran post. Una duda, un destilador sería buena opción para filtrar el agua y hacerla «realmente potable»? ¡Gracias!

    Responder
    • El destilador quita tóxicos pero elimina los minerales naturales del agua también. No están claros los estudios de si es saludable beber solo agua destilada

      Responder

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